El gobierno de China asignó alrededor de 200.000.000 de yuanes (28.000.000 de dólares) para ayudar en las labores de rescate y auxilio debido al terremoto que sacudió a las provincias de Gansu y Qinghai.
De acuerdo con el Ministerio de Gestión de Emergencias y el Ministerio de Finanzas, de esa cantidad 150.000.000 de yuanes (21.000.000 de dólares) se utilizarán para ayudar a Gansu, mientras que los otros 50.000.000 de yuanes (7.000.000 de dólares) se destinarán a Qinghai.
Rescatistas temen por las bajas temperaturas
Por otra parte, los equipos de rescate continúan trabajando contra reloj y en medio de una gélida ola de frío para encontrar supervivientes.
Temen que las bajas temperaturas, de hasta -14 grados centígrados, dificulten las tareas de auxilio, según un testimonio de un rescatista citado por la revista china Newsweek.
Además de esto, otras complicaciones que se estarían presentando en estas tareas, según el medio local, es el acceso a las regiones montañosas afectadas por el sismo.
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Al menos 118 personas murieron y más de 579 resultaron heridas tras el terremoto de magnitud 5,9 producido en China el pasado lunes 18 de noviembre.
105 fallecidos y 397 heridos se reportaron en la provincia de Gansu, epicentro del movimiento telúrico, mientras que en la ciudad de Qinghai se registraron 11 muertos y 140 heridos.
Ante esto, el presidente chino, Xi Jinping, ordenó a continuar con las labores de búsqueda que sean necesarias para ” tratar a los heridos de manera oportuna y minimizar las víctimas”.
El mandatario chino y el Ministerio de Gestión de Emergencias decretaron una respuesta de nivel II al siniestro, que afectó especialmente al condado de Jishisan, en Gansu, y a la ciudad de Haidong, en la vecina Qinghai, enviando médicos y material sanitario a la zona del desastre.
Asimismo, despacharon más de 2.000 bomberos para las tareas de alivio tras el sismo, que dañó 4.782 casas en la zona de Jishisan, a lo que hay que sumar interrupciones en el suministro de agua, comunicaciones y electricidad.
Este hecho se trata del movimiento telúrico más mortífero en China desde el sucedido en agosto de 2014 en la provincia occidental de Yunnan, que dejó 617 fallecidos, pero muy lejos del sufrido en 2008 en la provincia de Sichuan, que registró al menos 70.000 muertos.
