La justicia antiterrorista de Bangladés sentenció a muerte a siete yihadistas acusados de cometer un atentado en el restaurant en Dacca en 2016. El suceso provocó 22 muertes, de los cuales 18 eran fallecidos y asesinados a machetazos.
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El autoproclamado Estado Islámico (EI) asumió el ataque y aseguraron que su objetivo era desestabilizar ese país para “socavar la seguridad pública, crear anarquía y establecer un estado yihadista”. El juez de este tipo de tribunales, Mojibur Rahman, explicó que los juzgados al salir de la audiencia penal gritaron “Dios es el más grande” y “Viva la fe del islam”.