Las luces del escenario continuarán apagadas para los integrantes del cuerpo de danza del Teatro Teresa Carreño, ubicado en la capital venezolana, Caracas.
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Un reporte presentando por la agencia Sputnik reseñó como la pandemia ha sumido en una incertidumbre el futuro de los jóvenes bailarines, quienes en los últimos 11 meses han tenido que reinventar espacios en sus hogares con el propósito de seguir con sus prácticas individuales, aunque nada adecuadas.
Pese al anuncio presentado por la administración gobernante en Venezuela en cuanto a la reapertura de teatros y cines, la aparición al público de los bailarines sigue estando congelada y sin luz verde.
Solo el pasado mes de octubre, los integrantes de este cuerpo de baile tuvieron la oportunidad de volver a un ensayo formal, por apenas dos semanas, luego de esto las puertas volvieron a cerrarse por ordenes de los responsables del Teatro.
La adaptación ha sido clave para estos jóvenes que han recurrido a las redes sociales para mostrar su arte y seguir conectados con el público. El temor de una carrera frustrada por la covid-19 también sigue presente.
Muchos han tenido que sacrificar su estadía en Caracas y regresaron a su ciudad natal para contrarrestar un impacto mayor en sus bolsillos debido al pago de alquiler, transporte, comida y otras necesidades.
Los bailarines no pierden la esperanza de hacer su aparición próximamente, bien sea, en los escenarios o a través de un proyecto online, es por ello, que a pesar de no contar con un piso adecuado para la práctica, corriendo el riesgo de lesiones, mantienen sus cuerpos en movimientos a la espera de la llamada que les confirme su regreso.