Hablar de cifras y estadísticas es común a la hora de ejemplificar o poner un número a los enfermos, aunque la cifra con más valor no sea la más reconfortante.
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Muchas enfermedades han dejado de ser el foco de los expertos y científicos desde la aparición de la covid-19, pero la realidad en los centros de salud y hospitales es otra, sobre todo para quienes carecen de todas las posibilidades de brindar una atención idónea para sus familiares.
El cáncer infantil sigue estando presente y se manifiesta cada año en aproximadamente 300.000 niños del mundo. La edad es irrelevante cuando la víctima debe ser tratada por la aparición de numerosos tipos de tumores, aún cuando las condiciones económicas no sean iguales.
Un estudio publicado en el portal de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revela que 80% de los infantes afectados ganan la batalla a esta dolorosa enfermedad, siempre y cuando residan en países con ingresos altos, en donde los sistemas de salud estén adecuados para el cuidado, atención y evaluación de los pacientes.
Solo 20% de los enfermos, es decir, 2 o 3 niños por cada diez, sobreviven al cáncer en naciones cuyos ingresos están por debajo de la media, lo que muestra una lucha sin igualdad de condiciones frente a las limitaciones que se evidencian en el acceso a los medicamentos genéricos y otros tratamientos esenciales (quimioterapia o radioterapia).
La importancia del diagnóstico precoz
Aunque el cáncer infantil no se puede prevenir ni detectar, un diagnóstico a tiempo puede ser el mejor remedio.
En ocasiones, la presentación de resultados incorrectos o tardíos, las dificultades para acceder a la atención médica, el abandono del tratamiento, se convierten en los principales factores de defunciones cuestionables.
Para la OMS resulta imprescindible que los países adopten políticas que permitan impulsar sistemas pro-vida para los más de pequeños.
Hablar de cáncer no es tarea fácil. Sin embargo, brindar o conocer una respuesta certera aumenta los niveles de supervivencia de cada paciente.
Te presentamos tres aspectos que son esenciales para un diagnóstico precoz:
- Concienciación de las familias y acceso a la atención sanitaria
- Evaluación clínica, diagnóstico y determinación del estadio (averiguar hasta qué punto se ha propagado el cáncer)
- Acceso al tratamiento.
En referencia a lo pautado por la OMS, esta enfermedad viene asociada a diversos síntomas que también pueden ser detectados por integrantes de la familia y personal sanitario capacitado.
Aunque el cáncer infantil no tiene causa conocida, “son muy pocos los relacionados a causas ambientales o estilo de vida del infante”, los especialistas no descartan que en su mayoría “las infecciones crónicas constituyen factores de riesgo… el VIH, el virus de Epstein-Barr y el paludismo”.
Solo el 10% de los niños que padecen cáncer tienen una predisposición genética.
Determinar y recurrir al tratamiento es diferente para cada paciente, un gran número de ellos puede que alcance la curación con medicamentos genéricos de bajo costos que integran la Lista de Medicamentos Esenciales de la OMS.
Pero esto no es referencia de “sanción absoluta”, la atención psicosocial, el apoyo de familiares, amigos, grupos de ayuda, la atención médica continuada y vigilar el nuevo estilo de vida, son elementos que suman para librar una batalla que pudiera reaparecer sin previo aviso.