Pese a las recientes deportaciones y operativos de Estados Unidos y México, los migrantes venezolanos que se encuentran en el límite de Ciudad Juárez con El Paso estadounidense insisten en cruzar el fronterizo río Bravo (o Grande) de forma irregular.
La situación escaló porque recientemente las autoridades estadounidenses expulsaron a 200 migrantes que cruzaron por la puerta 40 del muro fronterizo y los entregaron al Instituto Nacional de Migración (INM) mexicano en Ciudad Juárez, donde avisó que los retornarían a Chiapas, estado de la frontera sur de la nación latina.
Le puede interesar: EE. UU. deportó a 45 migrantes cubanos y suman 646 retornados en 2024
Ante esto, el venezolano Marco Galindo consideró «muy frustrante» reiniciar su ruta.
“Es como si fuera un fracaso, todo el mundo está buscando el sueño de subir a Estados Unidos y ya que estamos aquí, esa guerra que nos hacen desde Tapachula (ciudad de la frontera sur), hacen la vida imposible. Los de migración, la Guardia Nacional, por todos lados nos corretean (persiguen)», señaló Galindo a la agencia de noticias EFE.
El venezolano indicó que entre quienes están varados en el río Bravo corre ahora el temor sobre si cruzar o no, puesto que mientras en EE. UU. la Guardia Nacional de Texas los devuelve a golpes, en México los agentes del INM los retornarían a Chiapas en un autobús atados de manos.
También contó que muchos de ellos tienen más de cinco meses en Juárez, donde además de conseguir recursos tienen que afrontar la delincuencia organizada, y todos los días hacen un recorrido de casi 10 kilómetros a lo largo de la frontera para lograr pasar.
“Buscando la solución de entrar, pero ahora con eso de que tres veces he entrado y tres veces me han sacado (no sé). Pero gracias a Dios no me han mandado pa’ Tapachula, me sacan ahí mismo», manifestó.
Lea también: Colombia niega presunto borrador de acuerdo para transición política en Venezuela
Otro venezolano, José Luna Ochoa atribuyó los operativos a que este año coinciden las elecciones en Estados Unidos y México.
“Como vienen las elecciones han endurecido más las leyes para los inmigrantes, para poder pasar para allá, nosotros vamos a cruzar como podamos de buena manera y con la voluntad de Dios”, sostuvo.
Agregó que, además del clima, lidian con la inseguridad que representa el territorio mexicano, tanto por la persecución de las autoridades migratorias, como por los secuestros del crimen organizado.
“Sí vale la pena, queremos darles a nuestros hijos un mejor futuro, ya que en nuestro país no hay educación, no hay seguridad, no hay salud, estamos en dictadura, un sueldo es de siete dólares mensuales y dos dólares vale un kilo de harina para hacer unas arepas”, comentó.
Lo que sucede en Ciudad Juárez refleja las crecientes restricciones en la frontera de EE. UU., donde el pasado 9 de mayo el gobierno de Joe Biden promulgó una norma que instruye a los agentes migratorios a prohibir que las personas, consideradas un «riesgo para la seguridad pública o nacional», soliciten asilo.
