Integrada por cinco personas, tres de ellos hijos, la familia Hernández tiene más de tres años viviendo al borde de una peña del sector La Cabaña de la ciudad de Valera, estado Trujillo. La crisis y el declive de la calidad de vida en Venezuela les ha hecho cuestarriba tener un techo ideal.
En el caso de Pablo, padre de la familia, perdió todos sus bienes en un matrinomio anterior. El sustento para dos de sus hijos producto de esa relación, más una tercera con su actual pareja, lo trae gracias a la recolección de desechos: latas de aluminio, hierro y cualquier metálico que represente algún valor.
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Gracias a una precaria toma de agua logran abastecerse en lo posible de este recurso, en conjunto con bidones y cubetas. El baño de la vivienda es el espacio al aire libre que tienen. La humilde edificación padece cuando cae la lluvia o soplan fuertes vientos. Dice que pese a lo dificil de esto último, están “acostumbrados”.
Pablo dice que las autoridades han censado su vivienda y conocen su caso en demasía. Afirma que solo llegan en época electoral. A pesar que desea tener una mejor vivienda, expresa que tampoco tiene la total intención de salir del lugar debido al espacio con el que cuenta para tener animales.
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